La formación de Trabajo Social en el proceso de  
modernización y construcción democrática en  
España  
The training of Social Work in the process of modernization and  
democratic construction in Spain  
Miguel Angel Oliver*  
Virgínia Alves Carrara**  
Rosana Matos–Silveira***  
Allana Alcântara Guimarães****  
Resumo: En la década de los años ochenta, los  
estudios de Trabajo Social en España son  
reconocidos como Diplomatura y pasan a  
ofertarse por las Universidades. A partir de las  
Directrices del Real Decreto 1850/1981, se  
aprueban por parte de diferentes universidades  
públicas, los planes de estudio que,  
posteriormente, son homologados por el  
Consejo de Universidades. Todo ello tiene lugar  
en el contexto histórico de cambio en España,  
que se pone también de manifiesto con la  
creación y desarrollo de los servicios sociales,  
la aprobación de las distintas leyes autonómicas  
de servicios sociales y la realización de  
diferentes congresos profesionales de la  
Abstract: In the 1980s, Social Work studies in  
Spain were recognized as Diplomas and began  
to be offered by universities. Following the  
Guidelines of Royal Decree 1850/1981, various  
public universities approved curricula, which  
were subsequently approved by the Council of  
Universities. All of this took place within the  
historical context of change in Spain, also  
reflected in the creation and development of  
social services, the approval of various regional  
laws on social services, and the holding of  
various professional conferences on the  
discipline that reflected the interests and  
concerns of social workers during those years.  
The qualitative research methodology used was  
based on a documentary search of the Social  
Work curricula approved in the 1980s, within  
the framework of a process of change and  
modernization of the structures of Spanish  
society with an impact on the university system.  
The results highlight the new professional  
profiles sought with the Diploma, which are  
more technical in nature and offer training  
designed for social intervention rather than  
research.  
disciplina que plasman los intereses  
y
preocupaciones de las trabajadoras sociales en  
esos años. La metodología de investigación  
utilizada, de tipo cualitativo, se sustenta en una  
búsqueda documental de los planes de estudio  
de Trabajo Social aprobados en la década de los  
años ochenta, en el marco de un proceso de  
cambio y modernización de las estructuras de la  
sociedad española con repercusión en el sistema  
universitario. Los resultados destacan los  
* Universitat de les Illes Balears. E-mail: mangel.oliver@uib.es  
** Universidade Federal de Ouro Preto. E-mail: vcarrara@ufop.edu.br  
*** Universidad de Granada. E-mail: rosanadm@ugr.es  
**** Universidade Federal de Ouro Preto. E-mail: allanaalcantara@gmail.com  
DOI: 10.34019/1980-8518.2025.v25.50766  
Esta obra está licenciada sob os termos  
Recebido em: 06/11/2025  
Aprovado em: 09/12/2025  
La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
nuevos perfiles profesionales que se pretenden  
con la Diplomatura, de carácter más técnico, y  
con una formación pensada para la intervención  
social y no para la investigación.  
Palavras-chaves: Formación en Trabajo  
Social; Planes de estudio; Proceso de  
Modernización; Democratización; España.  
Keywords: Training in Social Work; Studs  
Plans; Modernization Process;  
Democratization; Spain.  
Introducción1  
En la formación de Trabajo Social en España, la década de los años ochenta del siglo  
XX resultó un período trascendental. Tiene lugar en esos años la creación del Título de  
Diplomado en Trabajo Social y el establecimiento de las directrices para la elaboración y  
aprobación de los planes de estudio de las diferentes universidades en el marco de la Ley  
Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria. Todo ello se produce en un  
contexto de cambios sociales y políticos en el país que persiguen, en su conjunto, la  
modernización de diferentes aspectos de la sociedad española tras el fin de la etapa franquista.  
Con la Ley de Reforma Universitaria se pretende democratizar también el sistema universitario  
en el que se ha venido produciendo, además, desde la década de 1970, un aumento significativo  
en el número de estudiantes. Esta Ley señala que serán las universidades las que elaborarán y  
aprobarán sus planes de estudio, recogiendo también las materias que deberán ser cursadas para  
la obtención de los títulos bajo las directrices aprobadas por el Ministerio de Educación y  
Ciencia.  
673  
Este trabajo analiza los planes de estudio de Trabajo Social aprobados por diferentes  
universidades públicas y posteriormente homologados por el Consejo de Universidades en la  
década de los años ochenta, en el contexto histórico de cambio en España y en relación con  
otros acontecimientos fundamentales que tuvieron lugar en ese período: la creación y desarrollo  
de los servicios sociales con la aprobación de las distintas leyes autonómicas de servicios  
sociales y la realización de diferentes congresos profesionales de la disciplina que plasman los  
intereses, preocupaciones y dificultades de las trabajadoras sociales y de la propia profesión en  
esos años. El estudio pretende contribuir a la comprensión de las tendencias profesionales  
presentes en el Trabajo Social en España en los años ochenta, en este caso, a través de su  
vertiente formativa, recordando una etapa fundamental de la misma como fueron los primeros  
1 Este trabajo se enmarca en un subproyecto integrado en una investigación más amplia denominada “O Serviço  
Social na história: questão social, movimentos e lutas sociais - América Latina e Europa (1960-2020)”, aprobado  
por la Chamada Universal 2023 del CNPq, bajo la coordinación del Dr. Maurílio de Castro Matos.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
años de la transición democrática. Esta conllevó, entre el conjunto de cambios que tuvieron  
lugar en la sociedad española, la aprobación de iniciativas fundamentales para el desarrollo de  
los servicios sociales y de la profesión de Trabajo Social.  
Metodología  
Este trabajo tiene por objetivo analizar la formación de Trabajo Social en la década de  
los años ochenta del siglo XX en España, con eje en los planes de estudio que fueron aprobados  
por las distintas universidades, su relación con el contexto social y los cambios de tipo  
normativo que, en el ámbito de la política educacional y en materia de servicios sociales, se  
producirán en esos años. El enfoque cualitativo utilizado en esta investigación, habitual en  
estudios con una finalidad exploratoria, descriptiva e interpretativa (Pérez Serrano, 2007), parte  
de una revisión bibliográfica sobre los cambios que tienen lugar en el período analizado en  
relación a la enseñanza superior, los servicios sociales y la profesión de Trabajo Social en  
España. Para esto último, además de la consulta de normativas y documentos públicos, destaca  
como uno de los elementos también importantes en este análisis, los contenidos de los  
congresos profesionales de la disciplina que tuvieron lugar en esos años en España, de los cuáles  
las autoras de este trabajo ya trataron en un artículo anterior. Al centrarse en los aspectos  
formativos de la disciplina, la búsqueda documental se ha focalizado en un segundo momento  
en identificar las universidades que imparten los estudios de Trabajo Social en España en la  
década de los años ochenta. Se ha accedido a veintidós planes de estudios de Trabajo Social de  
los años ochenta, de diferentes escuelas universitarias de las cuales veinte eran públicas y dos  
privadas. Se ha llevado a cabo una preselección de estas escuelas a partir del criterio de  
distribución territorial de las mismas en las diferentes regiones o Comunidades Autónomas del  
Estado español, y se han recogido los contenidos de los planes de estudio de ocho de estas  
universidades que, a través del Consejo de Universidades se han ido aprobando entre los años  
1983 y 1989. Se han analizado los planes de estudio a través de las disciplinas que se imparten  
vinculadas a cada una de las áreas de conocimiento, resultando los diferentes números del  
Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondientes a la década analizada, uno de los principales  
documentos de consulta para el acceso a la información.  
674  
La Reforma Universitaria y el desarrollo de los Servicios Sociales en el marco del  
proceso de modernización del Estado español.  
Modernización e integración representan ideas fundamentales en España en los años  
ochenta, con la apertura del país y su incorporación - en 1986 - a la Comunidad Económica  
Libertas, Juiz de Fora, v. 25, n. 2, p. 672-694, jul./dez. 2025. ISSN 1980-8518  
La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
Europea (CEE). Este proceso estableció las bases para una España progresista y plural, que  
buscaba alejarse de su reciente pasado dictatorial. Bajo una monarquía constitucional, la  
Constitución Española (CE) de 1978 garantizó el Estado de derecho, al mismo tiempo que  
respetaba la diversidad cultural de las distintas regiones de España. Con su peculiar formación  
socio-histórica, compuesta por distintas regiones y sus respectivas lenguas oficiales: gallego,  
euskera, catalán y castellano, reconocidas oficialmente por la CE, se refuerza desde los tiempos  
remotos la particularidad de España como país plurinacional. El contexto social, económico,  
político y cultural de los años ochenta estaba enmarcado por los rasgos del difícil proceso de  
la transición democrática. Estado y sociedad experimentaban el movimiento de apertura con  
el reconocimiento de libertades y derechos fundamentales, y la construcción del Estado Social  
en España, pero en un escenario marcado por el recetario neoliberal impulsado por el Reino  
Unido y los Estados Unidos, así como por las determinaciones del Banco Mundial. La  
economía española necesitaba incorporarse al comercio internacional después de años de  
retraso significativo en todas las áreas, una vez que el sistema autárquico en la dictadura  
franquista 2aisló a España de la Europa desarrollada.  
En el proceso de modernización y con su incorporación a la CEE, España desarrolló  
cambios en la enseñanza superior bajo la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto de 1983, de  
Reforma Universitaria. Con anterioridad a la Ley Orgánica de Reforma Universitaria de 1983,  
estuvo vigente en España, desde 1943 y hasta 1970, la Ley de Ordenación Universitaria  
(LOU), que establece la naturaleza católica de la universidad e integrándose ideológicamente  
con el Estado afirma que su misión es “la de formar a la juventud para la vida humana, el  
cultivo de la ciencia y el ejercicio de la profesión al servicio de los fines espirituales y del  
engrandecimiento de España” (Boletín Oficial del Estado, núm. 212, de 31 de julio de 1943).  
Posteriormente, ya en 1970 se aprueba la Ley General de Educación (LGE), que reorganizó el  
sistema universitario y representó un cierto avance en la modernización de la universidad.  
Durante todo el período de la dictadura franquista, la universidad española estaba altamente  
centralizada y controlada por el Estado desde el Ministerio de educación, que regulaba todos  
los procesos internos de gestión, organización y gobierno de la universidad, sin que esta  
pudiera apenas tomar decisiones sobre cuestiones estratégicas (Sánchez-Ferrer, 1996;  
675  
2
La dictadura franquista fue un largo período de la historia de España (desde 1939 a 1975), que comportó un  
aislamiento internacional durante sus primeros veinte años. Se caracterizó por el nacionalcatolicismo, con la Iglesia  
Católica ejerciendo un papel fundamental en la vida pública y la educación; por la existencia de un partido único,  
el Movimiento Nacional (la Falange Española); el autoritarismo en torno a la figura de Franco - que ostentó el  
título de "Caudillo" -; y la represión política a movimientos sociales y sindicatos, que forzó a miles de personas al  
exilio.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
Fernández, 2025).  
Como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE, Nº 209, p. 24034), en ella se declara  
que “la incorporación de España a las sociedades industriales avanzadas pasa necesariamente  
por su plena incorporación al mundo de la ciencia moderna”. Se asume que es la Universidad  
la institución social mejor preparada para asumir el reto del desarrollo científico-técnico, tal  
como la experiencia de los países próximos ha demostrado. En ese sentido, se justifica la  
necesaria reforma universitaria, “para impulsar el desarrollo de la mentalidad y el espíritu  
científico en España”, aunque esta se debe también a otros factores: “el creciente número de  
estudiantes que exigen un lugar en las aulas [...] la previsible incorporación de España al área  
universitaria europea supondrá una mayor movilidad de titulados españoles y extranjeros”.  
El desarrollo científico, la formación profesional y la extensión de la cultura son  
señaladas como las tres funciones básicas que la renovada Universidad española en su proceso  
de democratización de la educación, debe cumplir rumbo al siglo XXI. La Universidad con  
esta reforma tuvo el objetivo de ofrecer calidad docente e investigadora. La Ley disponía que  
eso “sólo se podrá ofrecer sí le garantizan condiciones de libertad y de autonomía, pues sólo  
en una Universidad libre podrá germinar el pensamiento investigador, que es el elemento  
dinamizador de la racionalidad moderna y de una sociedad libre” (BOE, Nº 209, p. 24034). De  
acuerdo con Monedero (2017, p. 225), “España se incorporaba a la modernidad cuando la  
posmodernidad conservadora estaba haciendo sus estragos.”  
676  
Es importante remarcar que la Ley de Reforma Universitaria buscó alinear la  
enseñanza superior a las nuevas exigencias de Europa y, por tanto, la necesidad de introducir  
estándares capaces de garantizar una calidad mínima homogénea para todas las universidades.  
Esta Reforma Universitaria, ya prepara de alguna manera el terreno para lo que serán los  
importantes cambios que tendrán en el siglo XXI con la creación del Espacio Europeo de  
Educación Superior, conocido como Proceso de Bolonia3, al ser uno de los ejes de la Ley de  
Reforma Universitaria: “la adaptación de los planes de estudio y la flexibilización de los títulos  
que se ofertan en el mercado de trabajo”.  
Considerada como el servicio público de la educación superior, las funciones de la  
Universidad van desde la creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica  
3 El Proceso de Bolonia de 1999, con el objetivo de unificar la enseñanza superior europea, reorganizó los estudios  
universitarios españoles para que fueran compatibles con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).  
Tanto las licenciaturas, hasta entonces de 5 años de duración de los estudios, como las diplomaturas, de tres años  
de duración, pasaron con algunas excepciones, a tener cuatro años, denominándose todos ellos grados  
universitarios, mientras que los másteres universitarios, generalmente de un año de duración, se consolidaron  
(Fernández, 2025).  
Libertas, Juiz de Fora, v. 25, n. 2, p. 672-694, jul./dez. 2025. ISSN 1980-8518  
La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
y de la cultura, a la preparación para el ejercicio profesional, apoyo social, científico,  
económico y tecnológico, tanto nacional como de las comunidades autónomas, y la extensión  
de la cultura universitaria al servicio de la sociedad. Heredera del pacto constitucional, la Ley  
de Reforma Universitaria introdujo competencias propias de las universidades, al incorporar  
una cierta autonomía universitaria respecto a las administraciones públicas (Estado y  
autonomías). Por otro lado, de acuerdo con Farrerons Vidal (2005, p. 7) es la primera ley en  
España que reconoce con carácter general la creación de universidades privadas. A finales de  
la década de los ochenta se inició una expansión de la oferta universitaria en España, con la  
creación de universidades a lo largo del territorio, tanto de titularidad pública como de  
titularidad privada. Con el proceso de transferencia de competencias desde el Estado central  
español para las regiones autonómicas, y con la Reforma Universitaria, las universidades  
fueron poco a poco transferidas y las comunidades autónomas fueron promulgando leyes de  
ordenación de sus sistemas universitarios (Farrerons Vidal, 2005, p. 8).  
En este contexto de inversión por parte del Estado español en la educación superior,  
el Trabajo Social logró su incorporación a las universidades con el Real Decreto 1850/1981 de  
20 de agosto. Con las nuevas exigencias de la Orden de 12 de abril de 1983 por la que se  
establecen las directrices para la elaboración de los Planes de Estudio de las Escuelas  
Universitarias de Trabajo Social, la profesión pasó a ser reconocida como Diplomatura, y entró  
a formar parte de la cultura universitaria en el contexto de reforma de la Universidad.  
En el ámbito social, una particularidad de esta modernización se da a comienzos de  
los años ochenta cuando se aprueban, en distintas regiones del Estado español, las leyes  
autonómicas de servicios sociales4. A pesar de la heterogeneidad existente - dado las  
peculiaridades de cada territorio - , se destacan de estas leyes varios elementos en común, como  
la estructuración del sistema en dos niveles: el especializado, dirigido a situaciones que exigen  
una alta especialización interdisciplinar y técnica, y los servicios sociales comunitarios o de  
atención primaria, de gestión pública y como primera línea de atención, es decir, en el ámbito  
municipal, teniendo como atribuciones las de detectar las situaciones de necesidad y prevenir,  
informar, asesorar e intervenir desde la complementariedad con la atención especializada.  
Con la aprobación de la Ley de Bases de Régimen Local en 1985, se incorporan un  
gran número de trabajadores/as sociales a la administración pública, al mismo tiempo que se  
irá progresivamente consolidando la colaboración entre el Estado, Tercer Sector y entidades  
677  
4
A partir de la promulgación de la Constitución Española, la asistencia social pasa a ser competencia de las  
Comunidades Autónomas (art. 148.1.20), dejando de depender los servicios sociales de organismos centrales en  
aspectos relativos a la financiación, planificación y gestión de los mismos.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
mercantiles. Para los profesionales, esta puesta en marcha de los nuevos servicios sociales  
municipales se vive como un gran desafío, al participar estos de forma notable, en los procesos  
de planificación.  
En 1988 se crea el Ministerio de Asuntos Sociales, asumiendo el Estado la  
responsabilidad en la ejecución de la política de acción social para el conjunto del país  
(Picornell-Lucas et al., 2022). La inexistencia de una ley de servicios sociales de ámbito  
estatal se compensa con la aprobación, en el mismo año, del Plan Concertado de Prestaciones  
Básicas de Servicios Sociales, que permite garantizar unas prestaciones mínimas a toda la  
población (Subirats et al., 2007).  
Todas estas reformas y aprobación de leyes que se llevan a cabo, permiten el paso de  
una atención asistencial y paternalista de la etapa franquista, a la creación de un sistema de  
protección de vocación universalista, integral, polivalente y arraigado en el territorio, inspirado  
en las propuestas de los Estados de Bienestar europeos. No obstante, este importante desarrollo  
del Sistema Público de Servicios Sociales (SPSS) no logra superar del todo la tradición  
asistencialista, consolidándose un modelo gerencialista que continúa “recibiendo un cierto  
mandato social de atender a los pobres” (Aguilar, 2013, p. 11), que hace que estos mantengan  
elementos de continuidad con el modelo de la beneficencia pública. El modelo de Estado de  
Bienestar español, para Rodríguez (2007), se crea a partir de una combinación entre la  
privatización creciente y la asistencialización de la protección social, reflejando las ideologías  
de tipo neoliberal que contemplan la incompatibilidad del mismo a largo plazo, con el  
crecimiento económico y la centralidad del mercado.  
678  
Las nuevas exigencias en el proceso de modernización en el Estado español se  
constatan también en las demandas y preocupaciones de las profesionales de Trabajo Social  
que acompañan el movimiento de otras esferas de la sociedad. Ello se refleja en los tres  
Congresos Estatales de Asistentes Sociales realizados durante la década de los ochenta, que se  
enmarcan en este contexto de democratización. Por consiguiente, sus contenidos han  
fortalecido no solo el proceso de consecución de los derechos ciudadanos, sino también los  
cambios en la propia profesión, tanto a nivel formativo como profesional. En el IV Congreso  
Estatal realizado en Valladolid (1980), se evidencia la lucha por el reconocimiento de los  
estudios de Trabajo Social como estudios universitarios de primer ciclo. Se reivindicaba,  
además, la incorporación de las trabajadoras sociales a los niveles de planificación y dirección  
de programas de acción social y la ampliación de las funciones profesionales en el ámbito de la  
Administración central y local. En el V Congreso realizado en Vizcaya (1984), se defendió la  
importancia de impulsar un Sistema de Bienestar Social que respondiera a las necesidades  
Libertas, Juiz de Fora, v. 25, n. 2, p. 672-694, jul./dez. 2025. ISSN 1980-8518  
La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
reales de la población española. Y, por último, el VI Congreso, que se llevó a cabo en Oviedo  
(1988) se centró principalmente en la articulación entre el Trabajo Social y los Servicios  
Sociales desde el marco de la Política Social, resaltando la importancia del desarrollo de una  
intervención científica y rigurosa en la realidad social, en un marco en el que predominan los  
discursos sobre Bienestar Social. En este mismo Congreso, una de las tres ponencias marco  
tratará sobre la formación profesional y, en relación al tema, se presentarán asimismo cinco  
comunicaciones. En todos estos encuentros se evidencia la preocupación por la formación de  
los futuros profesionales centrándose en aspectos como la diversidad de planes de estudio  
existentes y la calidad de las enseñanzas. Sobre este esfuerzo del colectivo de profesionales  
cabe recordar, finalmente, que este se llevará a cabo dentro de los límites de una profesión que  
ingresa en la Universidad con el inicio de la década y que, hasta 1991, no será reconocida como  
área de producción de conocimiento (Oliver; Alves-Carrara; Matos-Silveira, 2024; Alves-  
Carrara; Oliver; Matos-Silveira, 2025; Moran-Carrillo, M.; Jiménez, 2016).  
Los años ochenta: una década clave en la formación de Trabajo Social en España  
Como ya hemos señalado, la década de los años ochenta resultó trascendental para la  
formación y consolidación disciplinaria en Trabajo Social. Si en febrero de 19805 se crea el  
Título de Diplomado en Trabajo Social, un año después, las Escuelas de Asistentes Sociales  
pasarán a conocerse como Escuelas Universitarias de Trabajo Social6. La denominación de  
“asistentes sociales” se cambiará por la de “trabajadores sociales” en 19817, adaptándola al  
marco internacional. Ambos acontecimientos son el resultado de las resistencias y las luchas de  
las trabajadoras sociales que estuvieron presentes en la historia, con sus acciones y  
producciones, y que se articularon con el “movimiento de la sociedad española que buscaba  
modernizarse y situarse en sintonía con el resto de países que conforman una Unión Europea  
en proceso de construcción” (Carrara; Matos-Silveira; Oliver, 2025, p. 51).  
679  
Coincidimos con Banda Gallego (2017) al afirmar que todas estas conquistas fueron  
fruto de un proceso largo y laborioso de la categoría profesional:  
Si el reconocimiento de las Escuelas de Asistentes Sociales había supuesto un  
esfuerzo durante catorce años, la transformación de estas en Escuelas  
Universitarias se consiguió tras doce años de trabajo continuado. Esta larga  
lucha, y esta larga espera, nos indican lo inalcanzable que se veía, pero, a su  
vez, lo creíble que resultaba. No nos queda más que reconocer que lo  
5 Proposición No de Ley aprobada por el Pleno del Congreso de los Diputados el 25 de febrero de 1980. Madrid,  
B.O.E de las Cortes Generales nº 161-II, de 28 de febrero de 1980.  
6
Real Decreto 1850/1981 de 20 de agosto, Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, B.O.E. nº 206 de 28 de  
agosto de 1981.  
7 Decreto 1850 del 20 de agosto de 1981.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
conseguido hasta aquí ha sido gracias a la creencia en las potencialidades del  
Trabajo Social, por ello, pensamos que debemos estar sumamente agradecidos  
con todas aquellas personas que creyeron, con un alto nivel de convencimiento  
y un elevado nivel de persistencia, que el lugar del Trabajo Social estaba en la  
universidad, al igual que otras profesiones sociales (p. 153).  
Con el paso de Estudios de Asistentes Sociales a Escuelas Universitarias de Trabajo  
Social, el Ministerio de Educación y Cultura exige la fijación de directrices que deberían  
presidir la elaboración de los Planes de Estudio. En abril de 1983 se publican las directrices  
para la elaboración de los Planes de Estudio de las Escuelas Universitarias de Trabajo Social8,  
cuyo objetivo fue servir de marco general dentro del cual cada Universidad pudiera proponer  
su propio plan “pretendiéndose, al mismo tiempo, que mediante estas directrices los Planes de  
Estudio posean la necesaria homogeneidad; de modo que se permita al alumnado el posterior  
desarrollo de sus funciones profesionales en todo el ámbito nacional” (BOE, Nº 93, de 1983, p.  
10799). Como recoge el propio Boletín Oficial del Estado de 1983, con la aprobación de estas  
directrices se ha pretendido que “el contenido de las enseñanzas estuviese orientado al logro  
por los alumnos de los conocimientos y capacidades necesarias para desempeñar eficazmente  
sus funciones en el campo del Trabajo Social y de los servicios sociales, mediante el estudio de  
las áreas fundamentales para alcanzar los citados objetivos”. Como se ha destacado en el  
apartado anterior, la profesión impulsó y fue impactada por el movimiento socio-histórico de  
la realidad española, especialmente en lo que se refiere a las políticas sociales públicas en  
proceso de desarrollo. Analizamos que eso generó también una “relación ambivalente”  
(Nebreda y Cabrero, 2021, p.209) desde una simbiosis entre la profesión de Trabajo Social y  
los servicios sociales, lo que se puede verificar en las estructuras curriculares aprobadas en el  
Boletín Oficial del Estado (BOE), que fueron investigadas en el proceso de elaboración de este  
trabajo.  
680  
Las directrices para la elaboración de los Planes de Estudio fueron aprobadas en el  
contexto de la CE de 1978 pero todavía bajo el paraguas del artículo 37.1 de la Ley General de  
Educación, de 4 de agosto de 1970, una ley enmarcada en los años de la dictadura fascista de  
Franco. Con la Ley Orgánica de Reforma Universitaria, de 25 de agosto de 1983, se legitima  
una modernización del sistema universitario con trazos marcados todavía por la ideología  
franquista. La Ley hace hincapié en la autonomía de las universidades, regulando los ejercicios  
del profesorado y estableciendo sus cuerpos: profesores titulados y catedráticos.  
En este contexto, el programa curricular de los estudios de Diplomado en Trabajo  
Social, consistía en un total de tres años de formación, a diferencia de otras titulaciones, las  
8 Orden de 12 de abril de 1983, Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, B.O.E. nº 93 de 19 de abril de 1983.  
Libertas, Juiz de Fora, v. 25, n. 2, p. 672-694, jul./dez. 2025. ISSN 1980-8518  
La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
licenciaturas, que constaban de cinco años. La Diplomatura estaba estructurada en seis  
semestres, con asignaturas teóricas y prácticas, favoreciendo una integración entre la  
experiencia profesional y el aprendizaje académico. Se distribuyó en tres áreas, con especial  
atención a la específica del Trabajo Social, constituida como área vertebradora e integradora  
de las enseñanzas. Cabe destacar que el análisis que aquí desarrollamos se centra en las  
estructuras curriculares de los estudios de Trabajo Social aprobadas9 en las directrices recogidas  
en la Orden de 12 de abril de 1983 que, haciendo referencia a las distintas universidades, fueron  
publicadas en los Boletines Oficiales del Estado. En el Área del Trabajo Social se estudia la  
naturaleza y forma de organización de los Servicios Sociales, así como la metodología y  
técnicas propias del Trabajo Social, posibilitando al alumnado un conocimiento global de las  
necesidades y recursos sociales existentes. En el Área de las Ciencias Básicas se estudian las  
ciencias del comportamiento humano, tanto a nivel individual como social, así como los  
fundamentos jurídicos en cuyo marco se encuadran, y que capacitan al alumnado para la  
comprensión de las necesidades y aspiraciones humanas en su proceso de desarrollo ante el  
medio natural y social. Finalmente, el Área de las Ciencias complementarias consistía en  
disciplinas que, por su contenido, implican la formación en sectores complementarios e  
instrumentales de carácter básico para una mejor comprensión del campo del Trabajo Social.  
En cuanto a la formación práctica, esta se realiza progresivamente a lo largo de los tres cursos  
que integran los estudios, siendo su finalidad posibilitar al alumnado la aplicación y verificación  
de los conocimientos adquiridos, así como poder desarrollar las aptitudes y competencias  
prácticas de la profesión.  
681  
El número de asignaturas obligatorias señaladas por las universidades para la totalidad  
de los cursos que componen el Plan de Estudios no podía ser superior a diecisiete. El Plan  
incluyó, asimismo, un número de asignaturas optativas, de las que el alumnado debería elegir  
necesariamente entre un número de tres y un máximo de cinco, de manera que el número total  
de asignaturas del Plan de Estudios no fuera inferior a dieciocho y no supere las veinte. La  
distribución de las asignaturas optativas se realiza, de forma equilibrada, entre el segundo y el  
tercer curso, sin que en ningún caso el número total de asignaturas por curso pudiera ser superior  
a ocho.  
9 Para este artículo, no fueron analizados los contenidos de los Planes de enseñanza de las asignaturas. La búsqueda  
de los mismos es una tarea que está en proceso de cara a una futura publicación.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
Tabla 1: Asignaturas obligatorias (15) que deben incluir los Planes de Estudios de las Escuelas Universitarias de  
Trabajo Social  
Áreas  
Primer curso  
Segundo curso  
Tercer curso  
- Psicología General, Evolutiva y - Psicología Social (obligatoria)  
Ciencias Básicas  
Diferencial (obligatoria)  
- Sociología General  
- Estructura Social Contemporánea  
(obligatoria)  
(obligatoria)  
- Fundamentos de Derecho para  
el Trabajo Social (obligatoria)  
- Introducción a los Servicios  
Sociales (obligatoria)  
- Trabajo Social I (obligatoria)  
- Servicios Sociales I (obligatoria)  
- Trabajo Social II (obligatoria)  
- Servicios Sociales II (obligatoria)  
- Trabajo Social III (obligatoria)  
- Política Social y de Bienestar Social  
(obligatoria)  
Trabajo Social  
- Estadística y Técnicas de  
Investigación Social  
(obligatoria)  
- Derecho Administrativo  
(obligatoria)  
- Economía aplicada al Trabajo  
Social (obligatoria)  
- Antropología Social y Cultural (no  
obligatoria)  
- Ética General y del Trabajo Social  
(no obligatoria)  
Ciencias  
Complementarias  
Fuente: BOE, núm. 93, de 19 de abril de 1983.  
Las cinco asignaturas del Área de Ciencias Básicas son de carácter obligatorio y se  
imparten a lo largo de los dos primeros años de la carrera. En el primer año, la asignatura  
Psicología General, Evolutiva y diferencial tiene como finalidad desarrollar en el alumnado  
competencias relacionadas con el conocimiento de todas las etapas del desarrollo humano  
conductual, los conceptos psicológicos fundamentales (personalidad y su estructura, sensación  
y percepción, motivación y capacidades, conducta, vida afectiva, etc.), así como sus  
tratamientos en diferentes corrientes psicológicas. Por su lado, en Sociología General se  
estudian las categorías sociológicas básicas desde una visión metodológica, las sociedades  
humanas en general y los distintos fenómenos sociales. Se incluye también dentro del primer  
curso la asignatura Fundamentos de Derecho para el Trabajo Social, teniendo como contenido  
el estudio sobre de Derecho Constitucional, Derecho Civil (Derecho de Familia en especial),  
Derecho Penal (en especial lo relativo a medidas de privación de libertad y régimen  
penitenciario) y Derecho Laboral (instituciones de la Seguridad Social, especialmente). Estos  
contenidos permiten al alumnado acceder al conocimiento de conceptos, instituciones y normas  
de ordenamiento jurídico indispensables para el ejercicio del Trabajo Social en la realidad  
española.  
682  
En el segundo curso, se imparten también contenidos de psicología, pero ahora  
articulando la conducta humana al ámbito social. La asignatura denominada Psicología Social  
busca así desarrollar competencias relacionadas con la comprensión de las distintas formas de  
interacción de la profesión tanto a nivel social como micro-institucional. La segunda asignatura,  
Estructura Social Contemporánea, ofrece conocimientos sobre los rasgos, conflictos y procesos  
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La formación de Trabajo Social en el proceso de modernización y construcción democrática en España  
estructurales básicos que caracterizan a la sociedad contemporánea (y, en particular, a la  
española), así como el análisis de los agentes sociales que inciden en la misma.  
Todas las asignaturas vinculadas al Trabajo Social y los Servicios Sociales son  
obligatorias y se imparten desde el primer curso. Como queda recogido en el Boletín Oficial  
del Estado (BOE, Nº 93, p. 10800), el objetivo con estas materias es el de permitir a los  
estudiantes “conocer la formas históricas y evolución de la intervención profesional” [...]  
contemplando “los principios metodológicos y la iniciación a las técnicas instrumentales  
propias del Trabajo Social”. Destaca desde el primer curso, el acercamiento del alumnado a la  
formación práctica con el contenido de las asignaturas de Trabajo Social: metodologías para la  
intervención individualizada, con grupos y comunidades, centradas en el uso de las técnicas e  
instrumentos. La asignatura de Servicios Sociales se centra en permitir al estudiante “conocer  
el concepto, naturaleza, evolución histórica, objetivos y clasificación de los Servicios Sociales,  
con especial incidencia en sus dos áreas fundamentales: la comunitaria [...] y la sectorial”. En  
cuanto a la primera, el contenido versaba sobre los instrumentos básicos de información,  
orientación y asesoramiento respecto de los derechos y recursos sociales existentes, y la  
sectorial se centraba en desarrollar “programas especiales en los campos de la familia, infancia  
y juventud; consideración de la mujer; tercera edad, minusvalías físicas y psíquicas; reinserción  
social de marginados, etc”. Durante el segundo curso se profundiza en el conocimiento global  
de las estructuras e interrelaciones de las materias, una vez que el conocimiento básico fue  
adquirido en el primer curso. Se pretende dotar a los estudiantes “de una metodología científica  
que le permita el análisis de la situación y de los procesos de desarrollo que se manifiesten en  
las relaciones humano-sociales, en las necesidades sociales y en la organización y  
funcionamiento de los recursos y servicios sociales”. En ese sentido, el contenido de Trabajo  
Social II comprenderá la Metodología del Trabajo Social, el Proceso del Método con sus etapas  
(análisis-diagnóstico; planificación; ejecución y evaluación), y las Técnicas Instrumentales (el  
informe social; investigación y fuentes documentales, y organización administrativa del  
Trabajo Social). La asignatura de Servicios Sociales en el segundo curso, de acuerdo con las  
directrices, proporcionará al alumnado los instrumentos y técnicas cualitativas y cuantitativas  
para que estos sean capaces de realizar análisis de las instituciones prestadoras de Servicios  
Sociales de la Administraciones Públicas, las gubernamentales y no gubernamentales existentes  
y los modelos de evaluación de resultados. En el tercer curso en general, las materias y  
asignaturas deben capacitar a los futuros trabajadores sociales para la aplicación de la  
metodología y las técnicas de Trabajo Social, en los Servicios Sociales, la Política Social y de  
Bienestar Social. La especial atención aquí recae sobre los programas y sistemas de Bienestar  
683  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
Social como Seguridad Social, Salud Pública, Educación, Cultura, Ocio y Vivienda, entre otros.  
La asignatura de Trabajo Social III, se desarrolla a través de seminarios en los que participarán  
servicios de distintas áreas y para el desarrollo de contenidos relativos a técnicas de  
intervención: comunicación social, dinámica de grupos, animación comunitaria, organización  
y movilización social y, metodología en equipos interdisciplinares y en programas  
institucionales.  
El área de las Ciencias Complementarias consta de cinco asignaturas, tres de ellas  
obligatorias - Estadística y Técnica de Investigación Social, Derecho Administrativo y  
Economía Aplicada al Trabajo Social - cuyos contenidos son ofertados a partir del primer curso.  
Estas materias proporcionan, fundamentalmente, conocimientos básicos para la investigación  
social y para el conocimiento de las instituciones de servicios sociales. Por otro lado, dos  
asignaturas del área de Ciencias complementarias, Ética General y del Trabajo Social y,  
Antropología Social y Cultural, no figuran como asignaturas obligatorias.  
Análisis de resultados y discusión  
Las ocho universidades públicas seleccionadas para el análisis de sus respectivos  
planes de estudio han sido las siguientes: la Universidad de Valencia, U. de Valladolid, U. de  
Alicante, U. de Madrid (U. Complutense), U. de Huelva (adscrita a la U. de Sevilla), U. de  
Tarragona (adscrita a la U. de Barcelona), U. de Zaragoza y U. del País Vasco. La definición  
de las asignaturas y la descripción de sus correspondientes contenidos mínimos de las  
directrices para la elaboración de los planes de estudio en Trabajo Social, se vincula a “la  
necesidad de fijación de los mismos como estudios dotados de una conexión con otras  
disciplinas (Sociología, Psicología, Derecho, etcétera), que permitan la configuración de un  
campo académico y profesional propio” (BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983). Los contenidos,  
de acuerdo con el referido documento fueron determinados por dos principios:  
684  
por la necesidad, para el trabajador social de conocer las necesidades humanas  
desde el punto de vista individual y colectivo, así como los recursos,  
institucionales o no, de que dispone la sociedad para atenderlas; y por otro  
lado la necesidad de que trabajador social utilice una metodología específica  
que permita abordar los problemas propios de su actividad con unos métodos  
adecuados y no utilizando sistemas o enfoques propios de otras disciplinas  
(BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983).  
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Tabla 2: Año de homologación del plan de estudios por el Consejo de Universidades.  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
De las Escuelas Universitarias de Trabajo Social aquí analizadas, a partir de las nuevas  
exigencias impuestas por las directrices para elaboración de los Planes de Estudio, se observa  
que en el año siguiente al de la publicación de la Ley, en 1984, la Escuela Universitaria de  
Valladolid será la primera en tener aprobado su Plan de Estudios, seguida por la de Madrid, en  
1985, Alicante en 1986, y Valencia en 1987. En los dos últimos años de la década de los  
ochenta, cuatro escuelas se adecuarán a las nuevas exigências para la formación de trabajadores  
sociales: la de San Sebastián, adscrita a la Universidad del País Vasco, y la de Huelva, adscrita  
a la Universidad de Sevilla, ambas en el año de 1988; y la Escuela universitaria de Trabajo  
Social San Vicente de Paul, adscrita a la U. de Zaragoza y la de Tarragona, ambas en 1989.  
685  
Tabla 3: Área de conocimiento de Ciencias Básicas (asignaturas).  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
Consideramos que las directrices y contenidos del Área de Ciencias Básicas en  
Trabajo Social ofrecen una formación académica que prima discusiones de las ciencias sociales  
desde su vínculo con cuestiones sociológicas, políticas y económicas desde el marco del  
contexto histórico contemporáneo de ampliación de derechos sociales. De hecho, la teoría sobre  
derechos civiles, penales, laborales y constitucionales - a través del conocimiento de  
ordenamientos jurídicos son aplicados desde la academia al desarrollo del ejercicio  
profesional del Trabajo Social y en consonancia con el reciente contexto de aprobación de la  
CE y el proceso de democratización del país. Los contenidos de psicología también van más  
allá, es decir, no solo se centran en aspectos de la conducta humana a nivel individual sino  
también desde una perspectiva social, complementados por conocimientos que profundizan en  
las causas estructurales de los problemas sociales.  
Tabla 4: Área de conocimiento de Ciencias Básicas (número de horas).  
686  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
Las Escuelas Universitarias de Madrid, Huelva y País Vasco son las que disponen de  
más horas para las asignaturas de Ciencias Básicas, privilegiando las áreas de Psicología  
General y Evolutiva, y Sociología General, con entre tres y cuatro clases semanales. La Escuela  
Universitaria de Zaragoza, por su parte, es la que menos horas asignaba.  
El Trabajo Social al incorporarse a la Universidad como Diplomatura participa  
también de los debates y la cientificidad propia de la ciencia moderna, desarrollando en los  
estudiantes la mentalidad y el espíritu científico en relación a la intervención. La  
profesionalización de la acción social busca distanciarse de la beneficencia, lo que en el ámbito  
universitario exigía laicizar y capacitar a los futuros trabajadores sociales de las metodologías  
y técnicas necesarias para ello. Los Servicios Sociales, aunque carezcan de una Ley Estatal, se  
consagran como el espacio socio-ocupacional “natural” de las trabajadoras sociales, en un  
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momento trascendental en el desarrollo de las políticas sociales y de conquista de los derechos  
sociales de los ciudadanos. La sociedad española y el Estado Español reconocieron la profesión  
como una necesidad social.  
Tabla 5: Área de conocimiento Trabajo Social (número de horas).  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
En los ocho Planes de Estudio las asignaturas de Trabajo Social presentes en todas las  
universidades son: Trabajo Social I, II y III; Introducción a los Servicios Sociales, Servicios  
Sociales I y Servicios Sociales II; Política Social y de Bienestar Social; Prácticas Primer,  
Segundo y Tercer Curso. Las asignaturas obligatorias presentes en las ocho Escuelas  
universitarias de Trabajo Social exponen diferencias en la carga horaria de las mismas. En  
cuatro Planes de Estudio las asignaturas de Trabajo Social y Servicios Sociales poseen una  
mayor concentración de horas, con un total de veintiuna en los casos de Tarragona, Alicante,  
Huelva y Madrid. En la Escuela Universitaria de Trabajo Social San Vicente de Paul, adscrita  
a la U. de Zaragoza, encontramos la menor cantidad de horas dedicada a la materia de Trabajo  
Social. Como las directrices no definen la carga horaria para cada asignatura, cada escuela podrá  
proponer el diseño de su estructura curricular en función del perfil de profesional que se desee  
formar, pudiendo situar una mayor presencia de otras materias dependiendo también del cuadro  
docente de cada universidad. Recordemos que, en ese periodo, Trabajo Social todavía no está  
reconocido como área de conocimiento, lo que solo será una realidad en los años noventa. Ello  
incide en que buena parte del profesorado de la Diplomatura pertenecía a disciplinas diferentes  
a la de Trabajo Social, como Psicología, Pedagogía, Sociología o Derecho.  
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Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
Tabla 6: Enseñanzas prácticas (número de horas).  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
Las prácticas en Trabajo Social, como materia fundamental en la formación de las  
estudiantes, han estado siempre presentes en los planes de estudio del conjunto de universidades  
españolas, introduciendo al alumnado en el rol profesional, procurando en el mismo una  
reflexión sobre la intervención y sobre la realidad social, y contribuyendo con todo ello a la  
construcción de su identidad profesional (Oliver, 2024).  
Las enseñanzas prácticas en los estudios de Diplomado en Trabajo Social se  
desarrollan de forma progresiva a lo largo de los tres cursos de la carrera y se llevarán a cabo  
dentro de la propia institución docente a través de talleres o prácticas de laboratorio, así como  
en instituciones de servicios sociales, preferentemente en segundo y tercer curso, representando  
en su conjunto más del 40% de las enseñanzas impartidas. Durante el período de prácticas de  
campo el alumnado contará con supervisiones que, en el marco de un proceso educativo de  
apoyo al estudiante, estas permiten también valorar los aprendizajes que se van adquiriendo y  
que serán llevadas a cabo por parte de profesionales de Trabajo Social del centro docente así  
como de las instituciones.  
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Tabla 7: Área de conocimiento de Ciencias Complementarias (asignaturas).  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
De las asignaturas de Ciencias Complementarias, destacar que la materia de Ética  
General y del Trabajo Social, que no figura como obligatoria, es ofertada por cuatro de las  
Escuelas Universitarias analizadas: País Vasco, Zaragoza, Valladolid y Alicante, con dos horas  
semanales de clase en cada una de ellas. La cuestión de la ética profesional, resulta importante  
en estos años, y como tal es reconocida en el VI Congreso de Trabajo Social de 1988, celebrado  
en Oviedo, en el que se trata la importancia de la ética en la formación de las profesionales  
dentro del eje que hace referencia a la formación profesional.  
689  
Tabla 8: Área de conocimiento de Ciencias Complementarias (número de horas).  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
Las escuelas de formación profesional en Trabajo Social con una mayor carga horaria  
para las Ciencias Complementarias son aquellas que, más allá de las asignaturas obligatorias,  
incorporaron también Antropología Social y Cultural, y Ética General y del Trabajo Social  
(Tabla 1), como son los casos de la Escuela de Valladolid y Alicante con diez horas de carga  
Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
lectiva en su Plan de Estudios. En la Escuela de Madrid, no están presentes las asignaturas no  
obligatorias citadas anteriormente, mientras que Fundamentos Médicos para el Trabajo Social  
e Historia de las Ideas y Movimientos Sociales, figuran en el Plan de estudios con once horas.  
Por otro lado, en el caso de la Escuela de Tarragona, adscrita a la Universidad de Barcelona,  
materias como Estadística y Técnicas de Investigación Social y Economía Cálculo de Gastos  
de Proyectos Sociales, son las asignaturas adoptadas como complementarias a la formación de  
los futuros profesionales. Las asignaturas complementarias elegidas por las diferentes escuelas,  
muestran también de alguna manera, las tendencias sobre los perfiles profesionales que se  
pretenden formar.  
Tabla 9: Materias optativas (número de horas).  
690  
Fuente: BOE, Nº 93, de 19 de abril de 1983. Elaboración propia.  
Entre el conjunto de asignaturas optativas ofrecidas por las diferentes universidades  
destacar algunos aspectos que muestran también las tendencias de la formación en esos años.  
Por un lado, la concurrencia de universidades (cinco de las ocho analizadas) que tienen entre  
sus asignaturas optativas, materias que hacen referencia a la historia (social, económica o  
política), de la región autonómica en la que se ubican las universidades, con la que se enfatiza  
para las futuras profesionales la importancia del conocimiento del contexto en el que estas, de  
forma mayoritaria, desarrollarán su profesión. También en cinco de las ocho universidades  
analizadas, se ofrecen asignaturas vinculadas al ámbito de la salud, que representa uno de los  
campos de conocimiento más destacados en la relación de materias optativas con asignaturas  
como Salud Pública, Medicina Social, Salud y Trabajo Social o Psiquiatría.  
La conexión de los contenidos de la carrera de Trabajo Social con otras disciplinas se  
evidencia también en relación a las asignaturas optativas, donde materias como Antropología  
(social) está presente en la mitad de las universidades analizadas, además de figurar también en  
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diferentes planes de estudio como asignatura obligatoria vinculada al área de conocimiento de  
Ciencias Básicas o Complementarias.  
Apuntar, por último, el escaso peso que representan materias como Desarrollo  
Comunitario, que no estando presente de manera específica como asignatura obligatoria en  
ninguno de los planes de estudio analizados - los contenidos de la misma se incluirán en todo  
caso junto a otros dentro de materias como Trabajo Social -, figura únicamente como materia  
optativa en tres de las ocho universidades, incluyendo las dos que llevan por título Animación  
Sociocultural. En este sentido cabe recordar, en línea con Colomer (2009), Ramos Feijóo (2000)  
o Domènech (2008), el lugar central del trabajo comunitario, con connotaciones ideológicas,  
en la práctica profesional del asistente social en las décadas de los años sesenta y setenta en  
España y que, con su escasa relevancia en los nuevos planes de estudio, se evidencia alguna de  
las tendencias de ruptura en relación a etapas anteriores que se pretenden en la formación de  
nuevos profesionales.  
Conclusiones  
En la formación de Trabajo Social en España, la década de los años ochenta del pasado  
siglo constituye un período fundamental al llevarse a cabo una serie de cambios que, en línea  
con el proceso modernizador que tiene lugar en la sociedad española en su conjunto, incidirán  
notablemente en la profesión. Los cambios se reflejan también a través de los Congresos de  
Trabajo Social que tienen lugar en esa década, en los que se abordan aspectos relativos a la  
formación como las reformas universitarias, los planes de estudios, o las propias necesidades  
de formación de las profesionales de Trabajo Social. En los Congresos destaca, junto a la  
preocupación por el alcance de los derechos ciudadanos, el interés por el desarrollo de  
instrumentos y técnicas que contribuyan también, junto a lo anterior, al distanciamiento de un  
modelo asistencialista y a la imagen de beneficencia que continuaba vigente en la profesión.  
En los planes de estudio de Trabajo Social de diferentes universidades públicas en la  
década de los años ochenta en España, destaca la vinculación de los aspectos teóricos y  
prácticos de la profesión, con la que pretende la integración de la experiencia profesional y el  
aprendizaje académico, con el área de Trabajo Social como eje central si bien es evidente entre  
el conjunto de contenidos de la carrera, la conexión que esta mantiene con otras disciplinas. En  
los años ochenta tiene lugar una ampliación de los espacios profesionales en los que las  
trabajadoras sociales desarrollarán su labor, y del mismo modo, se produce un notable  
incremento en el número de profesionales. Todo ello posibilitará que se amplíen igualmente los  
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Miguel Angel Oliver; Virgínia Alves Carrara; Rosana MatosSilveira; Allana Alcântara Guimarães  
campos de prácticas, con instituciones y servicios pertenecientes a distintos ámbitos, y no  
únicamente al de los servicios sociales.  
La nueva Diplomatura en Trabajo Social, por otra parte, refleja de forma clara, los  
nuevos perfiles que se quieren formar a partir de ese momento, dotados de un carácter más  
técnico de la profesión y alejados de perspectivas ideológicas, con una tendencia general en  
enfatizar los aspectos instrumentales en la formación. Junto a otro tipo de factores, ello incidirá,  
sin duda, en el hecho de que cada vez más profesionales dedicarán buena parte de su tiempo a  
ejercer como gestores de recursos en contextos profesionales progresivamente burocratizados.  
Los contenidos de los planes de estudio, evidencian al mismo tiempo, el interés en formar a  
profesionales para la intervención social, y no para el desarrollo de tareas de investigación,  
excepto para aquellas más elementales relacionadas con la propia intervención a llevar a cabo.  
Cabe recordar que las investigaciones sobre problemas sociales serán llevadas a cabo  
mayoritariamente en España en esos años, desde disciplinas afines, y prácticamente hasta que  
los estudios continúen manteniendo el carácter de diplomatura universitaria, que impide el  
acceso directo desde esta a estudios de máster y doctorado, lo que no se producirá hasta la  
segunda década del siglo XXI.  
Los contenidos de la formación muestran su relación con los determinantes históricos  
y socioculturales presentes en la realidad española en la década de los ochenta, especialmente,  
en relación con la reivindicación de los derechos sociales, con materias que tratan aspectos de  
Derecho Constitucional, o de Política y Bienestar Social, que estudia las políticas sociales de  
los distintos sistemas estatales e internacionales. Todo ello en sintonía, además, con los  
discursos que se recogen en los diferentes congresos profesionales de la época, y que reflejan  
al mismo tiempo, las luchas por la democracia de las que venían participando las trabajadoras  
sociales.  
692  
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