Álvaro Laine Menéndez
Se trataría de saber, por tanto, cómo se produce este juego ideológico por el cual individuos
explotados (pues se trata siempre de sociedades divididas en clases4) aceptan más o menos
sumisamente tales condiciones sociales basadas en la violencia. Para ello, el primer concepto
clave es el de alienación5.
Dicho de otro modo, si existe ideología en una sociedad particular es porque
previamente existe alienación. ¿Pero a qué se hace referencia con este concepto? Según Netto,
tres son las principales líneas de interpretación que lo tematizan:
La primera supone que la alienación es un fenómeno que se manifiesta
exclusivamente en las sociedades de clases (...). La segunda posición
[constata] que no basta con suprimir las causas iniciales del fenómeno para
extirparlo de la vida social (...) y que, por tanto, es imposible suponer su
eliminación. (...) Finalmente, la tercera posición [que defiende el autor] parte
de una rigurosa determinación económico-social del fenómeno (que parte de
la división social del trabajo y de la propiedad privada) pero concentra su
atención en las consecuencias de la alienación [configurando] estructuras de
comportamiento históricamente muy resistentes (Netto, 1981, p. 34-35).
De las tres, la más interesante, también para nosotros, es la tercera. En este caso, como
nos dice, la causa de la alienación partiría de una determinación económico-social, la cual se
deriva del hecho de que exista una división del trabajo con apropiación privada de los medios
de producción y, con ello, del excedente. Pero, de alguna forma, sus consecuencias van más
allá de esa determinación apuntada, pues ella misma, la alienación, se desdobla en estructuras
de comportamiento que, además, son muy resistentes al tiempo. Es decir, que, en definitiva,
aunque se acabara con la existencia de las clases, no por ello inmediatamente desaparecería el
problema de la alienación. Por el contrario, aparecería un largo período de transición que
debería ir eliminándolo progresivamente6. Pero, es cierto, lo importante es que tras ese gran
esfuerzo revolucionario contra las sociedades de clases (y en particular contra la sociedad
capitalista) y tras una más o menos prolongada fase de transición socialista hacia una sociedad
sin clases, parece que podría llegarse a una situación hipotética en la que dejara de operar la
alienación y, estirando del hilo, libre de ideología.
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Para arrojar más luz sobre este concepto, sin embargo, debemos introducir otro
elemento. Como bien apunta Iasi (1999), cuando hablamos de alienación en los individuos y,
4 “El origen remoto de la ideología se encuentra, pues, en la división social del trabajo o, dicho de otro modo, en
la propiedad privada” (Konder, 2002, p. 41).
5 “Nuestra hipótesis es que Marx y Engels llegan a la cuestión particular de la ideología dentro de una discusión
más general, rica y profunda, sobre la alienación” (Iasi, 2017, p. 87).
6 En un interesantísimo libro del economista ruso Evgueni Preobrazhensky, escrito en 1922, en donde realiza una
ficción sobre el futuro de una rusa revolucionaria victoriosa tras los episodios de 1917, es interesante notar cómo
el autor, a parte de la rigurosidad económica, tiene en cuenta justamente este elemento cuando expone la dificultad
en las sucesivas generaciones para progresar hacia una sociedad más libre de los componentes ideológicos propios
de sociedades de clases (Preobrazhensky, 1976).
Libertas, Juiz de Fora, v. 25, n. 2, p. 848-861, jul./dez. 2025. ISSN 1980-8518