Más allá de la crisis: la energía como disputa y  
como lucha  
Beyond the crisis: energy as a dispute and as a fight  
Laura Isabel Serna Agudelo*  
Erika Barón Rodríguez**  
Resumo: Este artículo expone la crisis  
ecológica, ambiental energética como  
Abstract: This article examines the ecological,  
environmental, and energy crises as concrete  
expressions of the nature-humanity relationship  
under the current world system, which destroys  
the sources of all wealth: the earth with its  
natural resources and the worker. It also  
highlights the efforts of various actors to build  
a society moving towards a model of  
socioecological justice. The article emphasizes  
the Colombian case to present the agendas of  
the country's first progressive government  
regarding a just energy transition. Additionally,  
it identifies a pioneering process in the country  
aimed at building collective organization for  
energy democracy: the National Constituent  
Movement for Energy Democracy. Finally, it  
presents some contributions from Critical  
Social Work towards this transformative  
endeavor.  
y
expresiones concretas de la relación naturaleza-  
humanidad bajo el sistema mundo actual, el cuál  
destruye las fuentes de toda riqueza: la tierra  
con sus recursos naturales y al trabajador; y de  
igual manera expone los esfuerzos de algunos  
actores para construir una sociedad que transite  
hacia un modelo de justicia socioecológica. De  
esa manera, se destaca el caso colombiano para  
exponer las agendas del primer gobierno  
progresista frente a la transición energética justa  
y a su vez, se identifica un proceso pionero en  
el país que busca construir organización  
colectiva para la democracia energética: el  
Movimiento Nacional Constituyente por la  
Democracia Energética. Finalmente, se  
exponen algunas contribuciones desde el  
Trabajo Social Crítico para esta apuesta  
transformadora.  
Palavras-chaves:  
Crisis  
energética;  
Keywords: Energy crisis; Energy democracy;  
Democracia energética; Movimiento social;  
Trabajo Social crítico.  
Social movement; Critical Social Work.  
*
Trabajadora Social de la Universidad del Valle, Cali, Colombia. Integrante del Centro de Pensamiento Uramba.  
** Trabajadora Social de la Universidad del Valle, Cali, Colombia. Integrante del Centro de Pensamiento Uramba.  
DOI: 10.34019/1980-8518.2024.v24.46420  
Esta obra está licenciada sob os termos  
Recebido em: 31/10/2024  
Aprovado em: 18/12/2024  
Más allá de la crisis: la energía como disputa y como lucha  
Introducción  
Cuando se habla de energía, sus efectos abarcan prácticamente todos los aspectos de la  
vida humana: desde la energía química que impulsa a los organismos vivos, los ciclos  
energéticos dentro de la dinámica de los ecosistemas, hasta la organización de gran parte de la  
cotidianidad y de las relaciones humanas.  
La energía no sólo le otorga al ser humano la satisfacción de sus necesidades más  
básicas sino que ésta se conecta directamente con gran parte de sus derechos para garantizar  
una vida más digna, como lo son: el derecho a la salud; el derecho a una vivienda segura y  
digna; el derecho a la educación; el derecho al agua potable, entre otros.  
Por ello, asistir hoy a la crisis energética provocada por el sistema socioeconómico  
pone en riesgo el desarrollo de la vida tal cual la conocemos; sin embargo dicha crisis es sólo  
una expresión de las crisis internas del sistema y que hoy en confluencia con otras permite  
hablar de que se está viviendo una crisis civilizatoria, es decir, “el declive de un modelo de  
organización económica, productiva y social, con sus respectivas expresiones en el ámbito  
ideológico, simbólico y cultural” (Vega Cantor, 2019, p. 184).  
En ese sentido, es menester tratar dicha crisis de manera radical con el fin de  
comprender su lógica que deviene de la relación naturaleza-humanidad desde la perspectiva  
crítica marxista e identificar procesos emergentes que disputan luchas frente a la degradación  
de los ecosistemas y la vida misma.  
427  
Crisis energética, una expresión de la crisis civilizatoria  
Al explorar la crisis energética actual, resulta fundamental abordar la noción de  
“fractura metabólica” que plantea Foster (2000) en su texto “la ecología de Marx” la cual  
permite reconocer que el sistema socioeconómico no solo se basa en la explotación humana  
sino además en la explotación de la naturaleza para satisfacer su insaciable necesidad de  
acumulación.  
Esta fractura metabólica conlleva a comprender cuál es la relación humanidad-  
naturaleza en el sistema mundo actual y que es develado por Marx, quien desde el  
materialismo sentó las bases para el desarrollo de la ecología.  
Marx siempre trató a la naturaleza, en la medida en que la naturaleza entraba  
directamente en la historia humana a través de la producción, como una extensión del cuerpo  
humano (es decir, "el cuerpo inorgánico" de la humanidad). La relación humana con la  
naturaleza, según esta concepción, estaba mediatizada no sólo a través de la producción, sino  
también, y más directamente, por medio de las herramientas -ellas mismas un producto de la  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
transformación humana de la naturaleza mediante la producción- que han permitido a la  
humanidad transformar la naturaleza de modo universal (Foster, 2000, p. 121).  
Lo anterior pone de manifiesto la relación metabólica entre humanidad-naturaleza,  
donde los seres humanos por medio del trabajo y de la producción de sus medios de  
subsistencia, transforman la naturaleza y en dicho proceso también transforman su relación  
con ella; entonces es a partir del trabajo que la naturaleza adquiere una dimensión práctica y  
se da una relación que incluye tanto “las condiciones impuestas por la naturaleza” como la  
capacidad de los seres humanos para impactar en ese proceso (Foster, 2000, p. 245). Dicha  
relación es entendida por Marx como una relación metabólica.  
Con ello se resalta entonces la relación metabólica a la que refiere Marx entre los seres  
humanos-naturaleza, en donde se considera que el mundo natural contribuye a la producción  
de valores de uso y por lo tanto es fuente de riqueza igual que el trabajo (Foster, 2000), lo que  
implica trascender la concepción de la naturaleza al servicio de los seres humanos sino como  
aquella que contribuye a la satisfacción de las necesidades humanas reales.  
En ese sentido, el sistema socioeconómico del capital provoca una “ruptura  
metabólica” al priorizar la acumulación de capital sobre la sostenibilidad de los recursos  
naturales que son finitos, por lo cual se asiste a la desestabilización de los ciclos ecológicos  
fundamentales para la vida pero también “la alienación de la naturaleza constituye la  
alienación de nuestro propio potencial como especie” (Harvey, 2014, p. 256).  
Si bien esta ruptura metabólica impacta al mundo entero, los efectos de la misma se  
presentan de manera desigual entre los países del “centro” y las periferias, lo que crea una  
relación de imperialismo ecológico que sostienen los países del Norte Global hacia los países  
del Sur y que tiene como características principales:  
428  
La destrucción de los ecosistemas de los países periféricos; la acentuación del saqueo  
de materias primas y bienes comunes de tipo natural, a través de guerras; la biopiratería y  
saqueo de la diversidad biológica y cultural de los países dominados; el traslado de desechos  
tóxicos de los centros hacia las periferias (Vega Cantor, 2019, p. 16)  
De esta manera, las crisis energéticas, ecosistémicas y ambientales son vividas de  
maneras más agudas en los países del Sur global, al ser estos los que dependen  
económicamente de la exportación de recursos naturales y esta dependencia genera patrones  
de explotación ambiental intensiva que afectan gravemente sus propios ecosistemas y  
comunidades.  
Con ese contexto, la crisis energética en Colombia responde al modelo socioeconómico  
y tiene algunas particularidades que vale la pena resaltar.  
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En principio, Colombia históricamente ha sostenido una dependencia a los recursos  
fósiles para la generación de ingresos, pues el sector petrolero y sus derivados representan un  
porcentaje significativo a nivel macroeconómico para el país, como para la producción de  
energía; lo que da cuenta de la relación de imperialismo ecológico mencionada anteriormente.  
Seguidamente, el modelo energético colombiano es un modelo centralizado que se  
encuentra bajo el control de las grandes corporaciones y en sus diferentes procesos:  
generación, transmisión, distribución y comercialización prepondera la participación de las  
empresas; es decir que hoy la energía es vista como un servicio y no como derecho, lo que  
significa que se está frente a un sector en el que se ha venido desarrollando el neoliberalismo,  
apostándole a la privatización y a la acumulación de capital. En el caso de la generación,  
actualmente hay una distribución desigual donde las empresas públicas de gran envergadura  
son 2 (EPM Y EBB) frente a un estimado de 5 privadas (ISAGEN, Enel Codensa, CELSIA,  
Hidroeléctrica El Quimbo, Hidroeléctrica San Carlos).  
Por su parte, la matriz energética en Colombia tiene la siguiente distribución; en el  
sistema interconectado nacional la generación hidráulica corresponde al 66,2%; la térmica al  
30,6%; y la solar al 2,09%, mientras que en las zonas no interconectadas hay una generación  
por diésel del 85% frente a las de la FNCER que es del 15% (Villamizar Villamizar, 2023).  
Dicha distribución se ha visto profundamente afectada por las alteraciones a los ecosistemas  
que han causado sequías y por ende alterado la producción de energía hidroeléctrica de la cual  
depende en gran medida la población a nivel nacional.  
429  
Si bien la energía hidroeléctrica utiliza la fuente vital que es el agua ésta tiene unos  
impactos ambientales inconmensurables que afectan la biodiversidad, no sólo en su fase inicial  
(de construcción de represas) sino en su funcionamiento al generar emisiones de metano y en  
el impacto del suelo que puede provocar desplazamientos en el mismo. De igual manera, su  
construcción ha implicado el desplazamiento y en muchas ocasiones la persecución de las  
comunidades quienes defienden el territorio; lo que evidencia la economía de la muerte  
alrededor de estas grandes corporaciones que para el lucro y la acumulación atentan contra los  
derechos humanos.  
Además de lo anterior, la crisis energética también se expresa en la desigualdad en el  
acceso a la energía de una gran parte de la población, en muchas ocasiones del sector rural o  
ubicadas en las periferias de las ciudades, lo que implica hablar de pobreza energética.  
Un hogar se encuentra en pobreza energética cuando no cuenta con acceso equitativo  
a servicios energéticos de alta calidad que le permitan cubrir sus necesidades fundamentales y  
básicas, las cuales son cruciales para el desarrollo personal, social y económico de las  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
personas. (RedPe como se citó en Villamizar Villamizar, 2022, p. 10-11).  
En ese sentido, la pobreza energética es un fenómeno multidimensional y situado en  
tanto la satisfacción de las necesidades básicas está permeada por una serie de factores sociales  
y culturales. En Colombia, se puede indicar que dicha pobreza implica, además del no acceso  
a la energía, la ausencia de tecnologías de la información y comunicación, el uso de leña o  
fuentes de cocción de alimentos altamente contaminantes y nocivas para la salud, la ausencia  
de fuentes para la conservación de alimentos, la inestabilidad en el servicio y las altas tarifas  
de energía producto de la dinámica de mercado y valor de cambio emplean las empresas de  
servicios públicos.  
Ante este contexto de crisis energética, hoy se presencia no sólo en Colombia sino en  
todo el mundo la transición energética, la cual busca a grandes rasgos cambiar la matriz  
energética con el fin de detener los desastrosos efectos del capital; sin embargo dicha  
transición no necesariamente significa una transformación del sistema socioeconómico, sino  
que bajo las grandes corporaciones busca “continuar en el camino del crecimiento sin límites,  
intercambiando recursos fósiles por renovables y alta tecnología, sin modificar las lógicas de  
consumo capitalistas, ni cuestionar la distribución o el acceso a la energía de las poblaciones,  
o la participación ciudadana en los procesos de toma de decisión” (Bertinat; Chemes, 2022, p.  
136).  
430  
En ese sentido, se presencia el modelo del “capitalismo verde”, una expresión en la  
que estas grandes corporaciones aparentemente se encuentran “ocupándose” de los problemas  
ambientales y ecosistémicos, presentando ante el público su “noble” interés de reducir el  
impacto del que son responsables. Sin embargo, por más que empresas como Drummond  
encargadas del fracking en países como Colombia hagan reforestación esto no podrá revertir  
la huella de carbono provocada ni detener su impacto.  
A raíz de lo anterior, distintos sectores de las clases populares han venido disputando  
en sus territorios y comunidades los impactos ambientales y ecológicos que ocasionan las  
grandes corporaciones y las contradicciones que hoy representan éstas en dicho ámbito.  
Respecto al sector energético que atiende este artículo se ha venido desarrollando la  
“transición energética justa o popular”, un término que pone en disputa la transformación del  
sistema energético, la soberanía del mismo y que ubica a la comunidad y el territorio en el  
centro.  
Si bien dicha transición es parte del camino hace parte de un horizonte más amplio que  
implique una nueva forma de sociedad como lo es el ecosocialismo, donde el sistema  
energético funcione como “un sistema descentralizado, planificado, ahorrador, eficiente e  
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intensivo en trabajo vivo, basado exclusivamente en fuentes renovables y orientado a la  
producción de valores de uso durables, reciclables y reutilizables” (Vega Cantor, 1999, p. 52).  
De esta manera, la transición energética hace parte de la agenda pública de las  
corporaciones e instituciones estatales, por lo cual es imprescindible preguntarse bajo qué  
lógica se ha pensado dicha transición y para quienes, pues se reconoce que a gran escala ésta  
continúa bajo el modelo de mercado1 y por ello resulta relevante tanto que los gobiernos de  
izquierda y progresistas adopten una mirada radical que logre trastocar el sistema minero  
energético, como que las comunidades asuman con su capacidad organizativa las exigencias  
que demanda transformar la relación existente entre naturaleza-humanidad bajo el capital,  
comprendiendo que sin éstas la ventana de oportunidades no podrá materializarse.  
Punto de inflexión: agendas, oportunidades y horizonte desde el gobierno nacional  
En el marco de la importancia mundial de apostarle a la transición energética justa y la  
democracia energética, Colombia actualmente tiene una oportunidad histórica teniendo en  
cuenta que el Gobierno Nacional electo durante el periodo 2022-2026, presidido por Gustavo  
Petro Urrego y Francia Elena Márquez Mina. Es el primer gobierno progresista y de izquierda  
en el país, por lo que las agendas que han guiado su accionar durante el periodo 2022-2024 han  
sido las agendas construidas y defendidas históricamente por los movimientos y organizaciones  
sociales, políticas, y comunitarias. En cuanto a la democracia energética, la transición  
energética justa y de cara a la crisis medioambiental que hoy se enfrenta en el mundo, este  
gobierno pone en el centro de su agenda la defensa de la naturaleza y la biodiversidad en tanto  
es a la vez la defensa y protección de la existencia del ser humano. Esto se puede ver reflejado  
en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026: Colombia Potencia Mundial de la Vida;  
documento que es la hoja de ruta del gobierno y en el cual dos de las grandes transformaciones  
que plantea es el ordenamiento territorial alrededor del agua y la transformación productiva,  
internacionalización y acción climática; reiterando de esta manera la importancia de transitar  
de un modelo económico y social desigual a un modelo ambientalmente sostenible, socialmente  
justo y descarbonizado.  
431  
Asimismo, se identifica el esfuerzo por ejecutar acciones que materialicen lo anterior y  
que aboguen por la democracia energética por medio de las comunidades energéticas, las cuales  
quedan reglamentadas en el Decreto 2236 de 20232, mediante el cual se definen las  
1
Como se puede ver en Bertinat y Chemes (2022) en su artículo “Transición energética y disputa de sentidos”.  
2
Para más información revisar el Decreto 2236 de 2023. Presidencia de la República de Colombia.  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
comunidades energéticas como:  
comunidades organizadas que surgen en virtud de un acuerdo entre personas  
naturales y/o jurídicas de derecho público o privado que cooperan entre sí a  
través de un contrato o convenio asociativo para desarrollar las siguientes  
actividades: generación, comercialización y uso eficiente de la energía a través  
del uso de Fuentes No Convencionales de Energía Renovables -FNCER-,  
combustibles renovables y recursos energéticos distribuidos (artículo  
2.2.9.1.2, 22 de diciembre de 2023).  
Algunos de los objetivos de estas comunidades energéticas son: a) Aumentar la  
cobertura del servicio de energía y garantizar el acceso de las poblaciones vulnerables a dicho  
servicio. b) Democratizar la energía a partir de la participación de los usuarios y potenciales  
usuarios como generadores y gestores de las Fuentes No Convencionales de Energía  
Renovables -FNCER-, combustibles renovables y recursos energéticos distribuidos. c)  
Descentralizar la generación, el almacenamiento y el consumo de energía hacia las  
comunidades. d) Descarbonizar la economía a partir de Fuentes No Convencionales de Energía  
Renovables -FNCER-, combustibles renovables y recursos energéticos distribuidos (artículo  
2.2.9.1.2, 22 de diciembre de 2023).  
Entre 2022-2023, según cifras del Ministerio de Minas y Energía (s.f) hubo 18 mil  
postulaciones de organizaciones interesadas en convertirse en comunidades energéticas, lo que  
representa el interés de una parte importante de la sociedad en implementar estrategias para  
impactar de manera positiva en el ecosistema y a su vez, abogar por la reducción del costo y  
tarifas de energía.  
432  
En otra instancia, una ventana de oportunidad sin precedentes que se abre con el  
gobierno actual a favor de la justicia tarifaria y la disminución de la pobreza energética es la  
propuesta de reforma a la ley 142 y 143 de 19943. Estas dos leyes agrupan la normatividad  
básica y principal en torno a los servicios públicos en Colombia y han sido muy cuestionadas  
desde su creación ya que le dan vía libre a las empresas privadas para el manejo de la energía y  
el acueducto y el manejo de los servicios públicos como un negocio lucrativo y no como un  
derecho, lo que se ve reflejado en tarifas injustas, en muchas ocasiones un mala calidad en la  
entrega del agua o la energía en las viviendas y una desigualdad en el acceso. Según el  
Departamento Nacional de Planeación (2024) cerca de 4 millones de personas no cuentan con  
servicio de energía eléctrica, principalmente en regiones vulnerables. Si bien ha aumentado la  
cobertura, también ha sido determinante la brecha sobre la calidad del servicio y la cobertura  
3
Para más información revisar: Ley 142 de 1994. Congreso de la República de Colombia.  
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de este, por ejemplo, al tener en Bogotá el 99,9% de los hogares con la prestación del servicio  
frente al 55% de los hogares en Vichada, una zona periférica de Colombia.  
En este sentido, el gobierno viene impulsando una reforma a estas leyes que incluye  
hasta el momento 6 ejes: justicia tarifaria; universalización en la prestación del servicio; usuario  
como el centro de la regulación; fortalecimiento institucional y gobernanza; focalización de  
subsidios y Participación comunitaria en la prestación del servicio.  
Sumado a lo anterior, el Ministerio de Minas y Energía ha impulsado las denominadas  
“Asambleas Populares de Servicios Públicos y Energía”, mediante las cuales el gobierno busca  
hacer juntanza entre distintos sectores de la sociedad civil para caminar hacia una justicia  
tarifaria y justicia energética. Asimismo, busca escuchar las voces de distintos sectores para  
plantear soluciones que tengan en cuenta sus realidades. Estas Asambleas se han realizado en  
diversas partes del país. En la ciudad de Cali, por ejemplo, se han desarrollado dos Asambleas  
entre el 2023 y 2024, en las cuales se han establecido acuerdos para la implementación de  
comunidades energéticas, el fortalecimiento de la participación comunitaria en la transición  
energética justa y la reforma a la ley 142 y 143 de 1994.  
Como se puede observar, el gobierno actual tiene la concepción de la energía no como  
un fin sino como un derecho que facilita la consecución de otros derechos como el de la salud  
y a la educación. De igual manera, se ha politizado la energía y se ha ido posicionando este  
tema en el sentido común, en la cotidianidad de la población por medio de espacios abiertos  
como las Asambleas Populares, generando así estrategias para acercar a la población a un tema  
del que poco se discute en la cotidianidad, permitiendo develar los intereses particulares que  
hay en el medio.  
433  
Todas estas acciones desarrolladas son fundamentales para la construcción de un modelo  
de sociedad en el cual la energía no sea entendida como una mercancía, sino como un derecho  
y en el cual la relación con la naturaleza no se basa en la explotación de esta última. Asimismo,  
el enfoque en la participación ciudadana que ha puesto el gobierno actual para la transición  
energética justa y la democracia energética es fundamental, en tanto permite un proceso de  
aprendizaje social sobre las problemáticas energéticas y la organización colectiva y popular  
para la lucha por la justicia socioecológica.  
Como lo menciona Kolya Abramsky, citado en Angel (2016, p. 4):  
[…] toda transición energética emancipadora requeriría una transformación  
fundamental de la geometría del poder actual y, como tal, exigiría una  
estrategia política concreta y ambiciosa sobre cómo se podría alcanzar este  
tipo de transformación. De este modo, puede que la cuestión más apremiante  
no pase por cuáles serían las características exactas de una futura utopía  
energética, sino, más bien, cómo podemos construir poder y organización  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
colectiva.  
En síntesis, en el contexto político colombiano actual la ciudadanía, organizaciones  
sociales y el movimiento social en general tienen un margen de incidencia política histórica; lo  
que se ve representado en la unión de diversas organizaciones para la defensa del proyecto  
societal que representa el gobierno actual, así como también para defender las agendas  
populares en medio de un escenario político en el cual el poder económico continúa en manos  
de la clase capitalista representada en grandes grupos empresariales, bancos, medios de  
comunicación hegemónicos, entre otros.  
En este escenario político nacional en medio de la crisis climática, ambiental y  
energética mundial, surge el Movimiento Nacional Constituyente por la Democracia  
Energética, el cual tiene como bandera la democracia energética y la lucha por la justicia  
socioambiental. De esta manera, se constituye como una alternativa que vale la pena destacar  
en tanto contribuye a pensar y construir nuevos horizontes civilizatorios.  
Asimismo, el surgimiento de MODEN puede explicarse desde la Estructura de  
Oportunidades Políticas (EOP) que propone Eisinger (1973) y profundiza Tarrow (1998), desde  
la cual se estudia la influencia del contexto político en la formación, supervivencia e impacto  
de los movimientos sociales. En este caso, el gobierno progresista actual ha significado una  
apertura del sistema político y un fortalecimiento del movimiento social en Colombia.  
434  
Movimiento Nacional Constituyente por la Democracia Energética (MODEN): una  
apuesta encaminada a nuevas formas de gobernanza energética en Colombia  
En este apartado se realizará una caracterización de los aspectos principales del  
Movimiento Nacional Constituyente por la Democracia Energética4 en tanto es un proceso  
nacional de organización colectiva pionero en lo relacionado a la democracia energética. Para  
desarrollar esta caracterización se realizó una entrevista a Juan Camilo Lara Giraldo,  
coordinador de MODEN Pacífico y Representante Legal del Centro de Pensamiento Uramba,  
en tanto ha sido un actor fundamental en la creación y consolidación del MODEN.  
En ese orden, el Movimiento surge a inicios del 2024 a partir de una necesidad de  
desarrollar agendas de democracia energética. Si bien ya existían iniciativas locales o  
comunitarias como los Comités de Usuarios, es el primer Movimiento que disputa de manera  
nacional la planificación energética, la superación de la pobreza energética del país y el  
fortalecimiento del movimiento social. Asimismo, el MODEN se convierte en un catalizador  
4
En adelante MODEN.  
Libertas, Juiz de Fora, v. 24, n. 2, p. 426-443, jul./dez. 2024. ISSN 1980-8518  
Más allá de la crisis: la energía como disputa y como lucha  
de la agenda del gobierno nacional en términos minero-energéticos, partiendo del hecho de que  
muchas de estas agendas son populares, por ende, desde el Movimiento se impulsa y profundiza  
dichas agendas.  
En cuanto a la composición del Movimiento, se destaca la presencia de organizaciones  
sindicales, organizaciones sociales de diferente tipo, entre ellas el Centro de Pensamiento  
Uramba, organización fundadora e impulsora principal a nivel nacional del Movimiento,  
organizaciones viviendistas, organizaciones campesinas o agrarias y comités de usuarios. Dicha  
configuración denota cómo la lucha por la distribución de la tierra, agraria y minero energética  
no está desarticulada de la lucha sindical que pone en el centro la relación capital-trabajo; por  
el contrario, en la ecología política se puede encontrar su confluencia entendiendo que el  
sistema mundo no sólo explota al ser humano (que hace parte inherente de la naturaleza) a partir  
del trabajo, sino que además explota los recursos naturales que ofrece la naturaleza.  
De igual manera, la estructura del movimiento se da a partir de coordinaciones  
regionales; estando presentes 5 regiones del país: coordinación pacífico, que agrupa los  
departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño; coordinación caribe; coordinación  
centro, que agrupa los departamentos de Cundinamarca, Bogotá, Tolima, Huila, Risaralda,  
Caldas y Quindío; coordinación oriente, que articula los municipios de los llanos orientales y  
finalmente, coordinación sur, donde están los departamentos de la Amazonía y el sur del país.  
Ahora bien, se destaca que la coordinación Pacifico y Caribe son hasta el momento las más  
articuladas y organizadas, en tanto coyunturalmente la disputa por las tarifas justas es una  
disputa álgida en estas zonas del país.  
435  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
Figura 1: Ubicación geográfica de las coordinaciones regionales del MODEN.  
Fuente: Elaboración propia.  
436  
Con relación a los objetivos del MODEN, el coordinador de la regional pacífico destaca  
cinco:  
1. Incidir en la planificación minero-energética del país.  
Actualmente la institución encargada de realizar dicha planificación es la Unidad de  
Planeación Minero-Energética (UPME), a partir de la solicitud de puntos de conexión por parte  
de las empresas de servicios públicos. Es decir, son estas empresas las que establecen donde se  
harán proyectos estratégicos para el acceso a la energía. Lo que el MODEN busca es que sea la  
misma comunidad la que planifique su territorio teniendo en cuenta sus necesidades y de esta  
manera, generar procesos de autonomía o soberanía sobre sus recursos energéticos.  
Entonces cuando hablamos de que nosotros seamos quienes realicemos (...) la  
planificación minero-energética en nuestros territorios, hablamos de hablar  
más en clave de rentabilidad social, es decir, qué es lo que más beneficia a las  
comunidades y no de la rentabilidad económica de las empresas que son  
quienes invierten en estos negocios de la energía (coordinador MODEN  
pacífico, entrevista, 15 de septiembre de 2024).  
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2. Incidir en la superación de la pobreza energética.  
Teniendo en cuenta la investigación de Villamizar Villamizar (2023), en el cual se  
calcula la pobreza energética en Colombia desde una perspectiva multidimensional y territorial,  
de los 32 departamentos y Bogotá, 29 de ellos presentan pobreza energética por encima del  
80%, en donde Bogotá y San Andrés y Providencia presentan los valores menores con un 20%  
y 45% respectivamente, en contraste con Vaupés y Putumayo, con un 98%. Esta situación  
refleja la brecha histórica en el acceso y calidad a la energía y a tecnologías de la información  
entre zonas urbanas y zonas rurales y municipios centralizados, como es el caso de Bogotá al  
ser la capital de Colombia.  
Bajo este panorama, el MODEN busca incidir en la superación de la pobreza energética  
por medio de la participación en espacios de toma de decisión y al construir propuestas en la  
que los departamentos con gran riqueza ambiental, muchos de ellos en zonas rurales, puedan  
ver reflejada esa riqueza en la satisfacción de sus necesidades básicas, en el acceso y calidad a  
la energía, a fuentes de comunicación y tecnologías de la información y al fortalecimiento de  
sus economías populares,  
3. Transformar las leyes vigentes de servicios públicos (ley 142 y 143 de 1994)  
Como se mencionó anteriormente, el marco normativo de los servicios públicos en  
Colombia se construye en el auge del Neoliberalismo en Colombia, motivo por el cual la esencia  
de las principales leyes es beneficiar a las empresas, dándoles vía libre para la privatización y  
el funcionamiento de los servicios públicos desde una economía de mercado, viendo la energía  
como una mercancía y estableciendo tarifas injustas a la población. Por ende, desde el MODEN  
es prioritario transformar las leyes en favor de la ciudadanía, con el fin de promover tarifas  
justas basadas en costos reales de producción y no en la especulación del mercado; acceso  
equitativo para disminuir las brechas; mínimo vital de energía; participación democrática y  
exigir la intervención responsable de empresas del sector para asegurar una operación continua  
y eficiente.  
437  
4. Organización comunitaria para autogeneración de energía  
Dicha organización comunitaria se realiza por medio del fortalecimiento organizativo  
de las formas asociativas pero también, articulando por medio de rutas público-populares con  
entidades como el Ministerio de Minas y Energía y su estrategia de Comunidades Energéticas,  
esto, a grandes rasgos es la apuesta por democratización del acceso a la energía.  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
5. Democratizar el conocimiento energético.  
Por último, el conocimiento energético tiende a ser muy técnico y suele estar restringido  
a los actores empresariales. El objetivo del MODEN es que este empiece a ser de dominio  
público y que esté al alcance de las comunidades ya que para transformar el primer paso es  
conocer. De esa manera el coordinador MODEN Pacifico expresa:  
que todos y todas tengan nociones sobre cómo se controla la energía en el país,  
sobre cuál es la cadena de valor de la energía que existe en el país, sobre  
quiénes son los actores que están involucrados, sobre cómo se ha consolidado  
la legislación alrededor de la energía (...) cómo opera el sector, entonces cómo  
está constituido el mismo Estado, cómo se consolida a partir del Ministerio de  
las entidades adscritas (Coordinador MODEN Pacífico, entrevista, 15 de  
septiembre, 2024).  
En otro orden, es pertinente mencionar las estrategias que ha adoptado el Movimiento  
para lograr los objetivos propuestos. De acuerdo a lo mencionado por el representante MODEN  
Pacifico, la movilización ha sido el repertorio de acción5 más utilizado; siendo una movilización  
en el Cauca contra la Compañía Energética de Occidente (CEO) y Aire en el caribe, las más  
masivas y significativas hasta el momento. Ambas movilizaciones se desarrollaron de manera  
inicial por las tarifas altas y cortes del servicio de energía por parte de ambas empresas. Sin  
embargo, debido al impacto que tuvieron, se logró de manera inmediata la suspensión de cortes  
del servicio, mesas de trabajo y concertación con representantes de dichas empresas, el  
Ministerio de Minas y Energía y el MODEN, transitando así a repertorios de acción de índole  
jurídico. Adicional a ello se destaca la incidencia de la agenda del Movimiento para  
construcción de Políticas Públicas. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en Cali, con la  
aprobación por parte del Consejo Municipal del proyecto de acuerdo de democracia energética  
municipal. Como resultado de lo anterior, el Movimiento se ha convertido en la instancia oficial  
de articulación del gobierno nacional con los usuarios de todo el territorio nacional, por medio  
de delegaciones en diferentes instancias.  
438  
En ese orden de ideas, vale la pena mencionar que al ser un movimiento, si bien hay  
unos mínimos políticos para vincularse, también están presentes diversas posturas políticas.  
Sobre esto el coordinador MODEN Pacífico, resalta que actualmente existen dos fuerzas dentro  
del Movimiento: aquella que busca tener una relación simbiótica con el gobierno nacional y  
5
Son acciones que llevan el mensaje de la demanda del movimiento social o acción colectiva. Son culturalmente aprendidos  
y cobran forma a partir de confrontaciones anteriores. Estos repertorios pueden ser públicos, los cuales tienen como fin  
visibilizar el movimiento y las demandas de este. También pueden ser privados y buscan mantener el movimiento en el tiempo,  
es decir, se organizan recursos que garanticen esto. Finalmente, se pueden identificar tres dimensiones en los repertorios de  
acción: una dimensión social, encaminada a construir vínculos con la sociedad; una dimensión jurídica que pretende logros en  
ámbitos formales y por último, una dimensión simbólica, que son una forma de llevar el mensaje y en ocasiones, se convierte  
en la esencia del movimiento (García, 2004).  
Libertas, Juiz de Fora, v. 24, n. 2, p. 426-443, jul./dez. 2024. ISSN 1980-8518  
Más allá de la crisis: la energía como disputa y como lucha  
otra que apoya de manera crítica las agendas del gobierno, partiendo del hecho que este  
gobierno se consolidó a partir de una correlación de fuerzas, por ende, hay agendas populares  
pero también hay quienes impulsan agendas que responden a intereses particulares y  
hegemónicos. En consecuencia, son aliados del gobierno cuando las agendas son populares y  
no lo son cuando identifican agendas opuestas al interés general.  
Esta correlación de fuerzas internas se convierte en un reto del Movimiento,  
particularmente esta primera postura es peligrosa para la sostenibilidad de este proceso en tanto  
como movimiento social su existencia no puede depender de un gobierno; por el contrario,  
deben tener sus agendas colectivas y populares y analizar si ven en otros actores la posibilidad  
de aliarse para fortalecerse y lograr los objetivos, más no puede ser un movimiento simbiótico  
o que respalde sin cuestionamientos al gobierno ya que podría alejarse de la esencia de un  
movimiento social y responder a intereses ético políticos contrarios, pues como lo menciona  
Tilly (1990) citado en García (2004) “un movimiento social consiste realmente en una serie de  
demandas o desafíos a los poderosos” (p.13)  
Finalmente, un reto principal expuesto por Juan Camilo Lara, coordinador MODEN  
Pacifico es el proceso de cualificación de las organizaciones que hacen parte del movimiento  
en los diferentes departamentos, con el fin de tener las herramientas para ejecutar el plan de  
trabajo y un proceso de democracia energética real.  
439  
Acorde a lo anterior estamos frente a un movimiento que pone en discusión un modelo  
de sociedad distinto, en el que la lucha ecológica y la lucha de clase son como menciona Foster  
cara de una misma moneda. En ese sentido, se convierte en un horizonte el ecosocialismo, el  
cual “aspira a subordinar el valor de cambio al valor de uso, organizando la producción en  
función de las necesidades sociales y las exigencias de la protección del medio ambiente”  
(Löwy, 2011, p. 30)  
Eso lo vemos reflejado en MODEN cuando coordinador Pacifico refiere:  
Hablamos de lucha de clases cuando, en el marxismo se plantea que hay un  
proceso de alienación o enajenación donde los actores no son dueños de lo  
que deberían ser dueños, no son dueños de su propio trabajo por ejemplo y en  
este caso nosotros estamos planteando tenemos que ser dueños de nuestros  
recursos estratégico (Coordinador MODEN Pacífico, entrevista, 15 de  
septiembre, 2024).  
De esta manera, la transición energética es parte de la lucha que representa el  
movimiento; sin embargo su foco y horizonte debe ser una transformación ecosocialista en  
dónde puedan continuar disputando el sistema organizativo y en el que los/as trabajadores del  
mundo sean la fuerza clave para dicha transformación y los/as encargados/as de transitar de la  
racionalidad capitalista a la racionalidad ecológica que logre incluir los ciclos ecosistémicos  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
necesarios para la vida, restaurando así la fractura metabólica presente en la dualidad  
naturaleza-humanidad vista desde el sistema actual.  
Contribuciones desde el Trabajo Social Crítico  
Una vez expuesta la crisis ambiental y energética que se vive en el mundo y en Colombia  
en especial y la mención de una alternativa pionera que busca transitar a una sociedad más justa  
como lo es el MODEN, vale la pena reflexionar qué lugar tiene el Trabajo Social en dicho  
entramado y qué aportes puede hacer para ese horizonte de una sociedad con justicia  
socioecológica.  
De esa manera, es pertinente destacar que al ser una profesión asalariada inscrita en la  
división social y técnica del trabajo, Trabajo Social se sitúa en el proceso de reproducción de  
las relaciones sociales propias de la sociedad capitalista, lo que hace que el ejercicio profesional  
esté permeado por “ese juego de fuerzas, subordinándose, históricamente, a aquellas que son  
dominantes desde el punto de vista político, económico e ideológico, en coyunturas históricas  
determinadas” (Iamamoto, 1997, p. 110). En ese sentido, al constituirse como profesión  
asalariada, la práctica profesional se encuentra inmersa en tensiones y contradicciones producto  
de la lucha de clases; entender esta dinámica es lo que posibilita que se pueda establecer una  
estrategia profesional y política para fortalecer el objetivo del capital o del trabajo.  
En ese sentido y teniendo como compromiso un horizonte ético-político con una  
sociedad que pueda superar las condiciones de explotación y desigualdad que hoy están  
acabando con los recursos naturales y la vida misma; se identifican dos aportes desde el Trabajo  
Social.  
440  
Por un lado, como se pudo ver en los apartados anteriores, un reto para transitar hacia  
la democracia energética es acceder al conocimiento, darle herramientas a las comunidades de  
los territorios que buscan ser transformados para que puedan gestar procesos de autogeneración,  
para que comprendan el entramado técnico, político y normativo en lo relacionado a la  
transición energética, los servicios públicos, entre otros. El conocimiento es poder y es el  
catalizador para transformar.  
Así pues, estos procesos de democratización del conocimiento pueden ser acompañados  
por trabajadores/as sociales teniendo presente que para Iamamoto (1997) una de las funciones  
del Trabajo Social es la socioeducativa está “volcada para cambios en la manera de ser, de  
sentir, de ver y actuar de los individuos, que busca la adhesión de los sujetos” (p. 116). Sin  
embargo, Yazbek (1999) citado en Oliva (2005) indica que, si bien la dimensión socioeducativa  
puede estar orientada a la integración, ésta también puede estar orientada al fortalecimiento de  
Libertas, Juiz de Fora, v. 24, n. 2, p. 426-443, jul./dez. 2024. ISSN 1980-8518  
Más allá de la crisis: la energía como disputa y como lucha  
las luchas de los sectores subalternizados. Lo anterior se materializa cuando las/os trabajadores  
sociales en su ejercicio profesional tienen la pretensión de capacitar para la exigibilidad de  
derechos, disputar poder, participar en las luchas reivindicativas y estar al tanto de los cambios  
en la legislación y debates políticos, ello como parte del componente socioeducativo y  
formativo reivindicativo.  
Por otro lado y retomando a Marcos Chinchilla Montes (2006) desde el Trabajo Social  
tenemos la posibilidad y, de acuerdo al compromiso ético-político del profesional, el deber de  
promover la organización popular, desde el impulso de nuevas organizaciones sociales, así  
como el fortalecimiento de las ya existentes.  
El fortalecimiento de la organización colectiva y popular representa la posibilidad  
tangible de construcción de un proyecto de sociedad con justicia socioecológica. Sin embargo,  
esto no una exclusividad no del Trabajo Social; de ahí la importancia de no caer en una visión  
mesiánica de la profesión, al concebirla con un carácter heroico que responda a los intereses de  
las clases subalternas desvinculados de sus relaciones de poder, desconociendo los  
condicionantes históricos-coyunturales, llegando a ser de esa manera ahistóricos y  
voluntaristas, en el cual muchas veces se reduce al compromiso individual del profesional,  
como si ello fuera suficiente para modificar la vida social (Iamamoto, 1997).  
En consecuencia, en esa construcción de sociedad que supere el sistema capitalista  
intervienen diversas profesiones y particularmente, los sectores populares y grupos  
progresistas. De ahí la imperiosa necesidad de construir red y negociar con diversos sectores  
sociales que compartan los mismos principios y convicciones ético-políticas.  
441  
Reflexiones finales  
La crisis energética actual es una manifestación de la "fractura metabólica" entre la  
humanidad y la naturaleza, en donde esta última es explotada en pro de la acumulación del  
capital. Esta situación ha generado una degradación ambiental y desigualdad social sin  
precedentes que pone en riesgo nuestra propia existencia.  
La crisis energética en Colombia es un ejemplo de esta fractura metabólica, con una  
fuerte dependencia de los combustibles fósiles, una matriz energética centralizada y  
desigualdad en el acceso a la energía.  
En ese escenario, políticamente el país tiene la posibilidad de consolidar un momento  
histórico en la transición hacia una democracia y transición energéticas justa. El gobierno  
progresista ha puesto en el centro de su agenda la defensa de la naturaleza y la biodiversidad,  
promoviendo la transformación del sector energético para hacerlo más justo, sostenible y  
Laura Isabel Serna Agudelo; Erika Barón Rodríguez  
democrático.  
En medio de la crisis energética y el escenario político coyuntural el MODEN representa  
una iniciativa importante para construir un futuro energético más justo Colombia, al promover  
la participación comunitaria y desafiar el modelo energético dominante, este movimiento  
contribuye a la construcción de una sociedad digna, libre y en la que prevalezca la vida.  
Ahora bien, el Trabajo Social como profesión inmersa en las dinámicas contradictorias  
del capital, tiene un llamado importante en esta crisis que atraviesa el mundo. De esa manera,  
partiendo de un proyecto ético-político transformador y contrahegemónico, el Trabajo Social  
tiene la posibilidad de promover espacios que permitan la formación de sujetos críticos y así,  
fortalecer los procesos de organización colectiva y popular que impulsan movimientos como el  
MODEN. Asimismo, se recalca la pertinencia de construir redes y alianzas con otras  
profesiones y sectores políticos y sociales para robustecer la incidencia.  
En ese sentido, además del fortalecimiento de las bases populares, como trabajadoras/es  
sociales es fundamental participar en espacios de formulación de políticas públicas con el fin  
de posicionar en esos espacios las agendas que construye el movimiento social.  
Para finalizar, es claro que el contexto actual otorga la posibilidad de construir procesos  
organizativos con la capacidad para incidir en la transformación de los gigantescos estragos  
ambientales dejados "como herencia" del capitalismo, sin embargo, vale la pena preguntarse  
¿entiende la sociedad la lucha que asiste hoy?  
442  
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